domingo, 19 de abril de 2015

Un momento por favor                                                                                      J  Jesús Juárez Martín
Primero, Abalorios, luego Color ámbar y ahora: Opalescencias.
Recibí el lunes 16, asueto y celebración adelantada del natalicio de Don Benito Juárez, atenta invitación del Colegio México Franciscano a la presentación del  libro “Opalescencias” de la estimada señora Virginia Arreola Zúñiga para el día 17, los calificadísimos comentaristas en la presentación serían el señor Juan Manuel Preciado y Fray Rubén González Argûelles en el Colegio México de estupendo auditorio donde presentaron recientemente “Apuntes de Arreola desde Zapotlán” del  Doctor Vicente Preciado Zacarías.
Doña Virginia escritora desde siempre como reflejo de asidua lectura. En 1951 en los Juegos Florales convocados por Arquitrabe, platicó hace tiempo, que su hermano Juan José obtuvo el primer lugar, el segundo lugar Don Félix Torres Milanés, el tercero fue para ella y el cuarto para el Dr. Jesús Figueroa de Sayula, las experiencias de ese reconocimiento y el haber convivido con su hermano en México en ese año, llenaron de alegría y  luz su juventud como faro durante su vida porque opinó, fue un premio importante entre los excelentes escritores de la región. En México tuvo la oportunidad de convivir con literatos de la época, amigos de su hermano.
Después de su matrimonio con el Dr. Roberto Espinoza, continuó escribiendo para ella, atesorando vivencias, registrando sentimientos entre anhelos y testimonios gráficos de  aconteceres, expresión a su vida entregada a hijos y esposo, sin renunciar a la práctica de la composición escrita en aquel tiempo lejano, tan cerca de las vivencias profundas de juventud y madurez, expresadas con el gusto liberador de escribir que  con nostalgia se recuerdan.
Son tres los libros publicados por la “Última musa de Zapotlán”, así la distinguió el Hno. Rubén. Abalorios y Color ámbar son los títulos de sus ediciones, prosa rica de conceptos claros, metáforas naturales, cercanas, comparaciones en el derredor nuestro de riqueza exuberante de los elementos, cosas de usos materiales en desuso, el empleo de figuras de construcción literaria al describir, enumerar los hechos de la vida en su querido Zapotlán, los objetos, empleo de ellos en el trabajo cotidiano y del hogar, usos y costumbres, del Zapotlán, de la provincia del país, del vivir, el antaño inmediato que muchos vivimos… hace cinco, seis, siet… décadas.
Los presentadores estuvieron en su sitio en espera de la hora, cuando el maestro de la ceremonia con elegante lenguaje y sobriedad dejó el uso de la voz al Hno. Rubén, como siempre conceptual, atinado en la disertación, comentó contenido del libro de la ameritada autora, compartió que ella descubría su interioridad, y con finura entregaba sus recuerdos para liberarlos entre la alegría de vivir, testimonio de superación en la vida que conoció el dolor, el sufrimiento, los aceptó enfrentándolos y los superó con valentía escalando  con optimismo en la propia vida personal y familiar. Recuerda bellos y difíciles momentos, perviven vivencias arropadas con nostalgia, dejó testimonios escritos y de ellos  nos entrega un bello libro de brillos refulgentes de su personalidad.
El ambiente entre escolares respetuosos, invitados y familiares, todos expectantes del lugar, personas y desarrollo del evento, con atención escuchamos al señor Juan Manuel Preciado, mostró conocimiento, aprecio por varios literatos al citar, homologar los textos cercanos, clásicos, y de Opalescencias, hizo reflexiones sobre las formas de vida de ese tiempo, y la presentación de experiencias de la autora al vivir en Manzanillo y lograr mejoramiento económico al producir,  la familia Arreola Zúñiga, y comerciar con bebida muy nuestra, el sabroso tepache que los marineros,  pescadores  lugareños, degustaban y les refrescaba.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           
  Sus hijos, familiares y numerosas amistades asistentes conocen y reconocen su trayectoria que antes que cualquier epíteto, prevalece lo sustantivo: Gran mujer y escritora que muestra su formación humana y literaria, su experiencia, anhelos; realidades para los suyos, a los conocidos, a   jóvenes los que compartan la lectura de Opalescencias.
Opalescencias: Plural de opalescencia. Opalescencia: Reflejos parecidos a los del ópalo. Fiesta de la palabra parsimoniosa, de luz de sentimientos, experiencia y legado.
Los  aplausos y muestras de afecto se prodigaron al término de la presentación. La Señora Arreola, amable, paciente con las numerosas personas, todas y cada una que pidió su autógrafo en el libro, posó para la foto, mientras el Conjunto de cuerdas de los Hermanos Martínez, esperaba allá cerca de la biblioteca, donde se tomó exquisito ambigú, cortesía de la institución que invitó.
Los días de mitad del mes de marzo, tuvieron un estado atmosférico diferente, fueron lluviosos, fríos como no recuerdo de otros años; para dar vigencia al  dicho, “febrero loco, marzo otro poco”. Todo tiene parte positiva, 14, 15, 16; y los anteriores días, nos obligaron a salir lo menos posible del hogar, disfrutamos música, lectura que de textos que esperan... y ya llegó la primavera.


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lunes, 13 de abril de 2015

XXV ANIVERSARIO DE CONSAGRACIÓN EPISCOPAL

UN MOMENTO POR FAVOR    J Jesús Juárez Martín
XXV ANIVERSARIO DE CONSAGRACIÓN EPISCOPAL
Excmo. Sr, Obispo Rafael León Villegas


Celebrar con el Pastor de la Diócesis sus 25 años de Consagración Episcopal, nosotros, sus hermanos del Consejo San José de Zapotlán, agradecemos a Dios compartir esta alegría, celebrar la vida, tomar conciencia del tiempo presente como enlace de lo vivido, en el servicio a Dios y al prójimo, en las Iglesias particulares de la Paz Baja California, y Ciudad Guzmán, y antes en la propia ciudad natal, León de los Aldama. Los Obispos rigen, como vicarios y legados de Cristo las Iglesias particulares que les han sido encomendadas, con su trabajos, exhortaciones y ejemplo, pero con su autoridad, sacra potestad, de la que usan para construir “el Reino de Señor” en su grey con verdad y santidad, teniendo en cuenta que el que es mayor ha de hacerse como el menor, y el que ocupa el primer puesto, como el servidor. L. G. 22.


¿Recuerdan que sucedía en ese azaroso mundo en 1943?
Si usted es mayor ¿Qué hacía usted en ese año especial?
Pues nuestro Prelado, Don Rafael nació en 1943 en la industriosa ciudad de León en el Barrio del del Señor de la Salvación, del matrimonio de Rafael León Chávez, y la señora Manuela Villegas Macías, quien falleció cuatro años después. SIGNADO PARA SER SACERDOTE, PORQUE la vocación no se elige, se acepta con nobleza o se rechaza con egoísmo.

Rafaelito crecía, de 11 años fue al Seminario de León cuando cursaba sexto grado. La vivencia de aprendizajes, conocimientos, actitudes, valores y servicios compartidos le llevaron de la niñez a la juventud comprometida, mientras el latín se convertía en la segunda lengua del jovencito. La escolaridad de la Secundaria y Preparatoria fue la base para la Filosofía y los inicios de Teología, años después, el Sr. Obispo Don Anselmo Zarza Bernal lo envió a estudiar a Roma en 1967.

Alumno del Pontificio Colegio Mexicano donde cursó la Licenciatura en Teología Dogmática y en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana ahí le quedó claro que el Obispo de Roma ejerce la potestad plena y suprema- desde su respectiva diócesis –y que cualquiera otro Obispo, sólo ejerce su potestad en comunión con el Romano Pontífice (L. GENTIUM 22)


La enseñanza de la Constitución de la Iglesia en Cristo como sacramento de la íntima unión con Dios y de la unidad con el género humano la acepta y se prepara para llevar la doctrina a sus fieles y al mundo, la naturaleza salvífica y su misión universal. Las circunstancias de aquellos tiempos urgían a la Iglesia la unidad en todas las relaciones sociales, culturales, técnicas que consiguieran la plena unidad con Cristo, en la universalidad permanente, y actual, la jerarquía de la Iglesia acoge por el Sacramento del Orden a los Pastores, elegidos por el Señor. (L. GENTIUM 1)


La cercanía del Vicario de Cristo en Roma, centro de la religiosidad que representa para el mundo católico. El Vaticano sede del sacro poder y el futuro cercano de la recepción del Orden Sacerdotal, a Rafael, joven diácono, le ocupa mentalmente ¿dónde, cuándo será Dios mío mi ordenación? Tal vez reverberaba en su intimidad. Pero el Señor, en el tiempo dio cause a sus dudas Cumpliría El Papa Paulo VI 50 años de vida sacerdotal y numeroso grupo de jóvenes decididos a dar el “Sí a Cristo”, serían parte de la acción de gracias a Dios, por tan señalado privilegio papal. (L. GENTIUM 23)


Y como lo único seguro es el cambió. Volvió Sacerdote de Cristo para siempre el Pbro. Rafael León Villegas a su lugar de origen en 1972, a su “alma mater” El Seminario de León como Prefecto, Director Espiritual, Maestro de Teología. En síntesis: Formador de Seminaristas; luego en 1982 Secretario del Obispado, Rector del Señor de la Resurrección… porque así cumplía la voluntad de Dios y eran los caminos del Señor para la formación del futuro Obispo de la Iglesia de Cristo Redentor.

En esa corresponsabilidad experimentó y profundizó que a los Obispos se les confía plenamente el oficio pastoral, el cuidado cotidiano de sus ovejas, ejercen potestad propia, son en verdad, los jefes de los pueblos que gobiernan de acuerdo a Lumen Gentium. Su potestad es afirmada, robustecida y defendida [96], porque el Espíritu Santo mantiene la forma de gobierno que Cristo Señor estableció en su Iglesia.

En efecto el Pbro. Rafael León Villegas fue nombrado para ser Pastor de la Diócesis de la Paz Baja California Sur, su consagración fue a manos del Nuncio Apostólico Monseñor Jerónimo Prigioni el 29 de marzo de 1990, en compañía del Obispo Gilberto Valbuena Sánchez y Obispo Don Anselmo Zarza Bernal.


(L. GENTIUM 27) Los Obispos rigen, como vicarios y legados de Cristo, las Iglesias particulares que les han sido encomendadas. En virtud de esta potestad, los Obispos tienen el sagrado derecho, y ante Dios el deber, de legislar sobre los fieles, de juzgar y de regular todo cuanto pertenece a la organización del culto y del apostolado.


Transcurrieron casi diez años en su destino apostólico, fructuoso, bajacaliforniano, para luego ser elegido obispo de la Diócesis de Ciudad Guzmán. El día 10 de febrero del año 2000, llegaba para ser consagrado EL TERCER Obispo de la Diócesis Guzmanopolitana, le acompañaba el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, Arzobispo de Guadalajara y el Sr. Obispo, segundo de Ciudad Guzmán, don Serafín Vásquez Elizalde de feliz memoria.

Desde nuestra experiencia y testimonio le hemos visto cumplir su cometido, preocupado en el cuidado apostólico de la fe, el bienestar humano de la feligresía. El año pasado cumplió la Visita Pastoral a todas las parroquias de esta Diócesis, El Pastor conoce a sus fieles, los escucha, exhorta a cooperar con él en la actividad apostólica, misionera, (L. GENTIUM 97) unidos a él, como la Iglesia a Jesucristo y como Cristo al Padre, con la alegría del Evangelio.